Posiblemente sea uno de los rincones más típicos y populares de la población. Lugar de reunión de jóvenes a distintas horas del día: al atardecer en los calurosos días de verano, al fresco en las altas horas de la noche al regresar de las salidas nocturnas…

Amplio banco de abrillantadas piedras a fuerza de ser usadas como asiento, vio peligrar su futuro cuando en la remodelación de la plaza llevada a cabo a finales del milenio, los peones iniciaron su derribo sin pensar que estaban llevando a cabo un gravísimo atentado contra el patrimonio que las señoras del vecindario supieron detener a tiempo.

Situado junto al muro de la casa-abadía, ha sido siempre el lugar de pasquines y bandos, de anuncio y publicidad del cine-parroquial, de cita, ocio y descanso frente a la plaza mayor del pueblo. Todos, jóvenes y mayores, naturales y visitantes, españoles y extranjeros, saben lo que significa el ‘rajolat’ en la vida cotidiana de Murla.